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Desde niño escuché historias fantásticas sobre la infancia en Chile de Ita, mi madre. Ella me contó que a los 23 años cruzó la cordillera de los Andes a pie y de manera ilegal para buscar un futuro mejor. En Argentina logró lo que siempre quiso, formó una familia con Eduardo, mi padre, un argentino con apellido Italiano: Ponzo Ferrari. Tuvieron dos hijos, Gabriela y yo, Walter.

De pequeño descubrí que Ita ocultaba su apellido Calcumil y de mayor supe que se trata de un apellido mapuche. Preguntandole a Ita me enteré también de que mi abuelo Calcumil hablaba mapudungun. Esto transformó mi realidad y disparó en mí la necesidad de una nueva salida de closet. En lo familiar, ya me había declarado homosexual a los 21, y a los 31 años surge una fuerza interna de incorporar lo indígena a mi identidad. 

Hoy, llevando una cámara de registro personal, le propongo a mi madre hacer un viaje a Chile. Por primera vez que viajaríamos juntos a conocer a los Calcumil de Chile, de la Wulumapu. Durante el largo trayecto, Ita me cuenta sobre cada persona que veremos, quién es hijo de quién o hermana de quién. Al llegar al campo donde vive gran parte de la familia, me encuentro con que la mayoría es practicante de un evangelismo fanático. Además me entero de que me consideran un hereje por mi abierta homosexualidad. Mi presencia en ese paisaje rural provoca que salgan a relucir secretos, historias de abusos y herencias malditas. 

Ita pasa de sentirse incómoda a ser la portavoz de las preguntas punzantes. Entra en el juego de la cámara con conversaciones íntimas con parientes o para develar la extrema violencia que su papá ejercía contra su mamá. Junto a Ita encontramos a otras mujeres, mujeres abusadas que actúan como reflejos de posibles “Ita”, con vidas que explican su cruce de cordillera en busca de algo distinto.

Este viaje me lleva a invocar ancestros, y junto a mi madre, a poner nombre a los abusos de la historia, al robo cultural y a la violencia patriarcal.

De esa forma me empodero y puedo decir:

 

ñuke inche ta weye pignen

ñuke, inche ta Calcumil pignen

 Madre, soy Marica

Madre, soy un Calcumil.

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